El hígado graso no alcohólico (HGNA) afecta ya al 25% de la población mundial, según datos de la Organización Mundial de la Salud (2023). Esta condición silenciosa, donde el exceso de grasa se acumula en las células hepáticas, puede evolucionar a cirrosis o cáncer si no se maneja a tiempo. La buena noticia es que es prevenible con cambios en el estilo de vida avalados por hepatólogos.
La alimentación:
Un estudio publicado en Hepatology (2024) demostró que la dieta mediterránea reduce la grasa hepática en un 40% en solo 12 semanas. Los expertos recomiendan:
- Aceite de oliva extra virgen (2 cucharadas diarias): Sus polifenoles protegen las células hepáticas.
- Nueces y pescados grasos: Ricos en omega-3, disminuyen la inflamación del hígado.
- Evitar fructosa industrial: Presente en jugos envasados y alimentos ultraprocesados, es el principal detonante de HGNA en niños, según la Sociedad Europea de Pediatría.
Realizar ejercicio físico
La Asociación Americana del Hígado establece que 150 minutos semanales de ejercicio (equivalente a 30 minutos, 5 días/semana) reducen la grasa hepática incluso sin pérdida de peso. Investigadores españoles comprobaron que el entrenamiento de fuerza es particularmente eficaz: 2 sesiones semanales disminuyen la resistencia a la insulina, factor clave en esteatosis hepática.